Reconocer los defectos cuando son reprendidos, es modestia; hacer alarde de ellos sin necesidad, es orgullo
Reconocer los defectos cuando son reprendidos, es modestia; hacer alarde de ellos sin necesidad, es orgullo
Reconocer los defectos cuando son reprendidos, es modestia; hacer alarde de ellos sin necesidad, es orgullo